La posverdad se ha convertido en la palabra de moda, que todo (y nada)
explica. El término es empleado para denunciar un tipo de manipulación
masiva, perpetrada en buena medida a través de la difusión tendenciosa
de datos (sacados de contexto o directamente falseados), mediante una
tecnología sofisticada e incontenible, que les da apariencia de
objetividad. Una batería de argumentos sin fundamentar que percuten en
el ánimo del sujeto y condicionan su acción. Y, sin embargo, la mal
llamada “posverdad” es más antigua que la mismísima verdad.
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