domingo, 28 de octubre de 2018

La posverdad somos nosotros - Joaquín Müller-Thyssen

 

Cuando, a finales del 2016, el diccionario Oxford eligió post-truth como palabra del año, su alternativa en español, posverdad, se incorporó rápidamente a nuestra lengua para nombrar a un fenómeno que muchos contemplábamos perplejos. La lengua suele ser muy precisa y aquí el prefijo post- no encierra su sentido habitual de posterioridad, como sí ocurre en posguerra, sino que da el sentido de superación del concepto designado, la verdad, que pasa a considerarse irrelevante o carente de importancia. Es lo mismo que sucede, por ejemplo, con la voz posindustrial, que define el periodo en el que la gran industria continúa, pero ha sido desplazada o ha perdido relevancia frente a otro sector, el de las tecnologías. Y es aquí donde uno debe comenzar a preguntarse qué es lo que ha desplazado a la verdad. Los expertos lo achacan a la fuerza que han tomado en nuestro mundo las emociones frente a la objetividad de los hechos, pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

Conviene señalar que la posverdad es algo distinto de la mentira. La mentira, como dice el filósofo americano David Livingstone Smith, es una habilidad que crece en lo más profundo de uno mismo. Es un factor evolutivo ventajoso, que siempre ha estado entre nosotros. La posverdad, sin embargo, no es tanto una presentación falseada de una manera simplista de los hechos como un aprovechamiento descarnado de la actitud acrítica que tiene el sujeto receptor del mensaje, al que no le importa que le distorsionen la realidad porque ya hace tiempo que no espera la verdad del emisor. El sujeto receptor es un descreído que se ha rendido ante la manipulación de la realidad.

jueves, 25 de octubre de 2018

Cultura y simulacro - Jean Beaudrillard (1978)

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Jean Baudrillard se ha convertido en el sociólogo por antonomasia de la era "post-marxista". Sus análisis sobre el mundo de los signos, el fin de lo social, el delirio de explicarlo todo, se han hecho célebres. Un atentado terrorista, ¿es una farsa política? La búsqueda de pruebas "objetivas" se pierde en el vértigo interpretativo. El caso es que nos enfrentamos con una lógica de la simulación que no tiene ya nada que ver con la lógica de los hechos. La simulación se caracteriza por la precesión del modelo sobre el hecho. El mundo entero ya no es real sino que pertenece al orden de lo hiperreal y de la simulación. No se trata ya de interpretar falsamente la realidad (ideología) sino de ocultar que la realidad ya no es necesaria. Las masas absorben toda la electricidad de lo social y de lo político; la neutralizan sin retorno. Las masas no son buenas conductoras, no irradian sino que, al contrario, absorben toda la radiación de la Historia, de la Cultura, del Sentido. Las masas son inercia; son el poder de lo neutro, un fenómeno altamente implosivo. Con una prosa nerviosa y sincopada, con un aliento cuasi profético, con una sensibilidad ya post-moderna, Jean Baudrillard va desarrollando sus más provocativas ideas a lo largo de los ensayos que componen este libro.



lunes, 22 de octubre de 2018

La antigua era de la posverdad - Jacobo Zabalo




La posverdad se ha convertido en la palabra de moda, que todo (y nada) explica. El término es empleado para denunciar un tipo de manipulación masiva, perpetrada en buena medida a través de la difusión tendenciosa de datos (sacados de contexto o directamente falseados), mediante una tecnología sofisticada e incontenible, que les da apariencia de objetividad. Una batería de argumentos sin fundamentar que percuten en el ánimo del sujeto y condicionan su acción. Y, sin embargo, la mal llamada “posverdad” es más antigua que la mismísima verdad.

La sociedad del espectáculo - Guy Debord


La sociedad del espectáculo (La société du spectacle) es un trabajo de filosofía publicado en 1967 por el situacionista y teórico político Guy Debord

A través de las 221 tesis del libro, Debord traza el desarrollo de una sociedad moderna en la que "Todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación". Debord argumenta que la historia de la vida social se puede entender como “la declinación de ser en tener, y de tener en simplemente parecer”. Esta condición en la cual la vida social auténtica se ha sustituido por su imagen representada, según Debord, que "el momento histórico en el cual la mercancía completa su colonización de la vida social".